MEXICO

Mexico: información general

Consumo

  • Aproximadamente, el 16% (10,9 millones de adultos) de la población de 15 años o más fuma.
  • 25% de los hombres y 8% de las mujeres.
  • Entre los jóvenes (de entre 13 y 15 años) de la Ciudad de México, más del 27% fuman cigarrillos con una leve diferencia entre los sexos (varones 26%; mujeres 27%).

Consecuencias para la salud
  • Se estima que 60.000 mexicanos mueren por año debido a enfermedades relacionadas con el tabaco, lo que representa un 10% del total de muertes.
  • En la Ciudad de México, el 60% de los jóvenes (de entre 13 y 15 años) se encuentran expuestos al humo de segunda mano en los lugares públicos, mientras que el 46% se encuentran expuestos al humo de segunda mano en el hogar.
Industria tabacalera

Las empresas tabacaleras internacionales dominan el mercado de los cigarrillos de México ya que poseen casi el 99% de la cuota de mercado. En 2008, Cigarros la Tabacalera Mexicana, una subsidiaria de Philip Morris International, poseía el 65% de la cuota de mercado. La seguían British American Tobacco (23%), y Japan Tobacco (10%). En 2008, se vendieron más de 35 mil millones de cigarrillos en México.

Situación respecto del CMCT

México ratificó el Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS el 28 de mayo de 2004.

Situación respecto de la política de control del tabaco

Entornos libres de humo:
En 2008, México sancionó una ley nacional libre de humo. Sin embargo, la ley permite salas designadas para fumar. México impuso una prohibición nacional al consumo de tabaco en los establecimientos educativos primarios y secundarios. Las jurisdicciones subnacionales tienen la facultad de sancionar leyes libres de humo más fuertes (pero no más débiles) que la ley nacional. En 2008, la Ciudad de México prohibió fumar en la mayoría de los lugares de trabajo y lugares públicos cerrados, incluidos los restaurantes y bares.
Publicidad, promoción y patrocinio:
La publicidad del tabaco se encuentra prohibida en la TV, la radio y las revistas para niños. También está prohibido el patrocinio del tabaco y la libre distribución. Sin embargo, aún se permite la publicidad dentro de los puntos de venta, mediante correo y en publicaciones para adultos solamente.
Etiquetas de advertencia:
Las advertencias sanitarias rotativas ilustrativas y de texto deben ocupar como mínimo el 30% del frente y 100% del dorso de los paquetes de productos de tabaco para fumar. Respecto de los productos que no son para fumar, se exige una advertencia de texto que debe ocupar el 100% de un lado. La ley también prohíbe el empaquetado y etiquetado engañoso de productos de tabaco y exige la divulgación cualitativa (descriptiva) de los componentes y las emisiones.
Impuestos al tabaco:
Los cigarrillos son baratos en México en comparación con otros países con ingresos medios-altos. En México, los impuestos al tabaco se encuentran por debajo del índice recomendado por el Banco Mundial (entre 65% y 80% del precio minorista) y que generalmente se aplica en los países con políticas eficaces para el control del tabaco.
Actualizado: Febrero de 2011.
 
 

ONG condena cabildeo  de Tabacaleras:

Ver nota en:

http://www.elsemanario.com.mx/catagories/cat_display.php?section=Negocios&story_id_send=58131

Mujeres: Más susceptibles al tabaco y sus efectos

Mediante estrategias preventivas, que incluyen talleres interactivos y juegos de computadora, se busca alejar del cigarro a chicas adolescentes de la ciudad de México
EMPATADOS. Si bien hay casi tres hombres adultos fumadores por cada mujer, en los adolescentes la relación es uno a una (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )

Jueves 24 de marzo de 2011 El Universal
El tabaquismo es ya una pandemia que tiende a “feminizarse”: actualmente, en todo el mundo, 12% de las mujeres fuma y se piensa que este porcentaje habrá de incrementarse a 20% en para 2025.
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En México, donde hay cerca de 14 millones de adictos al tabaco, 9.9% de la población femenina, de 12 a 65 años, es fumadora activa, según la Encuesta Nacional de Adicciones 2008.
Y la Encuesta sobre Tabaquismo en Jóvenes, aplicada en 32 ciudades mexicanas entre 2003 y 2008, indica que en cuatro de éstas la prevalencia de consumo de tabaco en mujeres fue mayor que en hombres
“La brecha de género que existió históricamente en cuanto a consumo de tabaco en la adolescencia ya se está reduciendo, pues si bien ahora hay casi tres hombres adultos fumadores por cada mujer, en los adolescentes la relación es uno a una”, dice la doctora Nazira Calleja, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM, quien aplica estrategias contra el tabaquismo dirigidas específicamente a chicas adolescentes de la ciudad de México.
¿Por qué fuman las adolescentes?
La etapa de la experimentación con el cigarro puede iniciar en la infancia, pero sobre todo en la segunda década de vida, cuando el individuo está expuesto a múltiples y variados factores de riesgo: biológicos (pubertad temprana en niñas), personales (rebeldía, depresión, baja autoestima, anorexia, bulimia, carencia de habilidades para enfrentar el estrés), familiares (padres fumadores, permisividad ante el consumo de tabaco en casa) y sociales (amigos fumadores, presión social para fumar y susceptibilidad a dicha presión).
Precisamente, después de llevar a cabo una amplia investigación en jóvenes mexicanos, Calleja llegó a un modelo de “susceptibilidad tabáquica” integrado por cuatro factores de riesgo (creencia en los beneficios de fumar, rebeldía, amigos fumadores y permisividad ante el consumo de tabaco en casa) y dos factores de protección (creencia en la propiedad adictiva del tabaco y supervisión de los padres).
“Así, en familias donde hay supervisión paterna y se cree que el tabaco es adictivo, la ‘susceptibilidad tabáquica’ es menor. Pero en hogares donde se encienden cigarros, el chico o la chica entiende que esa es una norma, por lo que es mucho más probable que fume”, explica la académica universitaria.
Publicidad mortal
En un estudio comparativo realizado en secundarias públicas y privadas del sur de la ciudad de México (de las delegaciones Coyoacán, Tlalpan y Álvaro Obregón), Nazira Calleja descubrió que en las primeras hay más factores de riesgo que en las segundas, como creencia en los beneficios de fumar, amigos fumadores y permisividad ante el consumo de tabaco.
“Sí, en las públicas, 65% de los muchachos entrevistados afirman que los maestros pueden fumar en su escuela y 29% que pueden hacerlo los alumnos, mientras en las privadas, 31% y 11%, respectivamente, dicen lo mismo. En cuanto a una clara normatividad antitabáquica, 52% de los alumnos de las públicas y 64% de las privadas señalan que ésta existe en su centro escolar.”
A esto debe sumarse la publicidad de las tabacaleras en los medios de comunicación y la aparición en las películas de escenas con actores y actrices fumando, que influyen decididamente en los adolescentes para que sientan la necesidad de fumar.
“Ahora que en los países desarrollados se está dejando de fumar como resultado de los innumerables controles del tabaco que han surgido, las tabacaleras (con una producción anual de cinco billones de cigarros) quieren enganchar a los chicos de los países en vías de desarrollo”, comenta la académica.
Prevención, la solución
¿Qué hacer ante la limitada efectividad de los tratamientos para dejar de fumar, debida a que la nicotina es una de las drogas más adictivas?
“La prevención enfocada invariablemente en los adolescentes es una estrategia fundamental para fortalecer los factores de protección y atenuar, modificar o eliminar los riesgos que conducen al tabaquismo”, responde Calleja.
La académica de la UNAM trabaja con programas de prevención dirigidos particularmente a chicas, porque éstas son más susceptibles al tabaco y sus efectos, y porque, como ya se dijo, el consumo de aquél entre el género femenino está creciendo muchísimo.
De este modo, las adolescentes aprenden, a través de diversos talleres interactivos y con juegos de computadora, a reconocer las situaciones de riesgo, a desarrollar habilidades de rechazo al cigarro, a asumir un compromiso público de no fumar, así como a tomar conciencia de cómo será su vida si deciden o no hacerlo.
Se les muestra también cuáles son los efectos a corto plazo de la adicción al tabaco (mal aliento, acné, irritación de la garganta, dientes y dedos amarillentos, voz ronca, piel reseca y arrugada…) y cómo las tabacaleras enfocan su publicidad en ellas para manipularlas y hacerlas fumar, aun en contra de sus deseos iniciales, porque para nadie son agradables el sabor y el olor del cigarro al principio.
“Los efectos a corto plazo les impactan mucho, no si van a enfermarse dentro de 20 o 30 años por su adicción al tabaco”, observa Calleja.
Resultados positivos
Por ejemplo, al participar en el juego de computadora “No manches, ya fuma”, las chicas ponen en práctica comportamientos de resistencia a la presión social que ejercen sus amigos y compañeros para que fumen.
En el juego “Déjenla en paz” se evocan sentimientos de empatía con fumadoras que padecen males monstruosos asociados al consumo de tabaco, como cáncer de mama, cáncer cérvico uterino, depresión y menopausia prematura, y se alientan las actitudes negativas hacia las tabacaleras, que dirigen el poder adictivo de la nicotina hacia los jóvenes en general.
“Aunque hemos obtenido resultados positivos (las chicas han adquirido conocimientos, creencias distintas y habilidades de rechazo a la presión social), éstos aún son limitados, por lo que hay que crear una estrategia integral que involucre a la familia y al personal de las escuelas, para que los adolescentes en general puedan resistir la presión de los nuevos grupos sociales cuando ingresen en la preparatoria”, indica la académica de la UNAM.
A nivel macro
En opinión de Calleja, el combate al tabaquismo requiere medidas de control a nivel macro en todas y cada una de las escuelas del país.
“Nuestros juegos de computadora podrían llevarse a los salones de cómputo de las secundarias e, incluso, subirse a Internet; asimismo, se podría reforzar su efecto con los talleres interactivos, los cuales propician el contacto interpersonal y la discusión de las creencias falsas respecto al consumo del tabaco que sostienen los adolescentes”, dice la especialista de la UNAM.
Y como fumar es una adicción socialmente aceptada, considera que debe cambiarse el entorno social para desalentar el consumo de tabaco.
Más información en el correo electrónico:
 ncalleja@camefe.com.mx. (Fernando Guzmán Aguilar)

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